ARTÍCULOS

 

Conocimiento, propiedad, participación y poder*

 

 

Mario Enrique Vargas Sáenz*

 

*Especialista en Relaciones Industriales y Gerencia de Talento Humano, Universidad EAFIT. Especialista en Derecho, Teología y Humanidades, P.U. Javeriana. Lic. Filosofía, Usta. Docente en las especializaciones de: Postgrado de Alta Gerencia, Postgrado de Política y Legislación Tributaria y Gestión del Talento Humano y la Productividad, Universidad de Medellín. Correo electrónico: triangulo@epm.net.co

 

 


RESUMEN

La teoría organizacional ha atravesado un amplio espacio en la búsqueda de sus propias verdades apoyándose en este camino, en distintas metáforas, modelos y pensamientos. Este recorrido, o al menos un buen trecho del mismo, ha estado acompañado de reflexiones profundas y complejas en torno a cuatro palabras que se han articulado indistintamente y de dicha articulación se ha teorizado y se teorizará aún más: Conocimiento, Propiedad, Participación y Poder. Este escrito es un intento de conectar a través de un fino hilo, desde la pertinencia territorial, este eje sin ninguna pretensión adicional.

PALABRAS CLAVE

funciones lectoras, pedagogía, campos semióticos, abducción.


ABSTRACT

The organizational theory has gone through huge space in search of his own truest supporting in this road in different metaphors, models and thoughts. This journey or at least a good part of has always been in company of deep and complex reflections around four words that have been articulated indinstinctively and of this articulation have been theorized and will be theorized even more: knowledge, property, participation and power. This writing is a purpose of connecting through a yarn edge, since territorial pertinence, this axle without an additional objective.


 

 

Introducción

La teoría organizacional ha atravesado un amplio espacio en la búsqueda de sus propias verdades apoyándose, en este camino, en distintas metáforas, modelos y pensamientos. Me parece que este recorrido, o al menos un buen trecho del mismo, ha estado acompañado de reflexiones profundas y complejas en torno a cuatro palabras que se han articulado indistintamente, y de dicha articulación se ha teorizado y se teorizará aún más. No intento hacer ninguna más, solo tratar de establecer uno de tantos hilos conductores de tal unidad, en una lectura desde lo acontecido en este territorio, para bien o para mal, americano.

Conocimiento

"La ciencia parece así representar la forma más moderna de la esperanza. Por lo tanto, uno debe deplorar que el concepto mismo de la ciencia siga siendo tan vago; esta palabra corresponde a un nudo de los valores no aclarados, del que uno debe buscar el origen en las actitudes mentales adoptadas, desde la revolución mecanicista, por aquellos que se preocuparon de introducir el orden del conocimiento del mundo material"1

El conocimiento, en su proceso permanente de deconstrucción-construcción-adaptación, abarca el amplio espectro del conjunto de las ciencias "formales" y de las experiencias vitales, y en este horizonte la Administración padece tal influencia en el conjunto de palabras y conceptos que la constituyen y diferencian de los demás saberes.

En los albores de un nuevo milenio, ciencia y técnica, tecnología e información salpican por doquier los rastros sueltos de la humanidad desorientada que deambula sin cesar en la búsqueda de lo que reconoce como propio, en el aseguramiento de sus propósitos, en la conquista de sus ideales, en la defensa de su verdad. Pero ¿Con qué elementos? ¿A partir de dónde? ¿Qué reconoce y qué puede demostrar como propio y permanente, como conquistado y seguro? ¿Su identidad? ¿Su territorio? ¿Su historia? ¿Su imagen? ¿Sus dioses? Ya en las tradiciones de nuestros antepasados brotan demiurgos tratando de aplacar la ira divina frente al caos existente en la naturaleza, ya se registran relatos cosmogónicos y antropogónicos cuyos vestigios aún emiten sus gritos excitantes en páginas inmortales –como Gilgamesh o el Popol Vuh– o en petroglifos inmemoriales -el libro de los muertos o las piedras de Tunja-.

¿Qué sabiduría reclamar cuando el origen y el fin de la vida son irreconocibles? Con toda "verdad", señalaba Morin, que "nuestro conocimiento, tan íntimo y familiar para nosotros mismos, nos resulta extraño y extranjero cuando se le quiere conocer"2 pues ni sabios y eruditos, ni la simplicidad de la ciencia perfecta logran desentrañar con meridiana claridad bocetos de respuestas y razones de verdad a los argumentos que ante el hombre dispara su cotidianidad.

Nuestro suelo, lleno de fantasías macondianas "las combinaciones de mito y racionalidad pueden ser di versas..." (Morin, p. 183), refleja en sus culturas 500 años españoles y centurias incontables de huellas, todas indias y mestizas, afroamericanas y mulatas, zambas y también algunas criollas. Esta historia, o su estructura, suman rastros de gestas europeas donde ideales medievales: "Filosofía ancilla teología" –paradójica esclavitud– legitimaron sangre y llanto, a la luz de la cruz y de la espada. Revoluciones industriales y libertarias que inundaron textos y cátedras de axiomas y corolarios, todos ellos despedazados en segundos, ante el avance despiadado de nuevas ciencias, nuevas vías argumentativas, nuevos ídolos baconianos, nuevas ontologías y epistemologías, nuevos paradigmas, nuevos titulares y nuevas realidades (hasta virtuales)... !una gran complejidad!

Esta "ineluctabilidad" aparente y paradójica3 se convierte en pilar angular para comenzar un nuevo camino. Heidegger, en un pequeño y singular escrito, señalaba que "la filosofía es un camino en el cual estamos en camino"4. Definitivamente es preciso iniciar –o al menos tomar conciencia con una nueva mirada– la revisión de la existencia humana en la que, simultáneamente y sin cesar, se entrelazan pensamiento y corazón, ideas y deseos, conocimientos y relación. Sus interacciones con entornos de mundos, sociedades, trascendentes e inmanentes, de rivalidad o alteridad lo remiten cada vez a su conciencia, a su ser más profundo e interior, allá donde subyace la genialidad de su palabra, sabio interlocutor de sus pulsiones, de sus intenciones, de su crear... palabra enlazada en palabra, discurso armado en contexto, contexto puesto en escena... todo un todo de muchas partes ...!nace la ciencia!

Morin señala, además, que es posible y debido "definir filosofía y ciencia en función de dos polos opuestos del pensamiento: la reflexión y la especulación para la filosofía, la observación y la experiencia para la ciencia"5, pues compartiendo tradiciones cercanas, su lenguaje se cruzó en idénticas almas. Toda ciencia encarnó –encarna– alguna vez filosofía la que dia-logó a su vez con jerarquía. "La física de Aristóteles, el Almagesto de Tolomeo, los Principios y la óptica de Newton, la Electricidad de Franklin, la Química de Lavoisier y la Geología de Lyell, éstas, y muchas obras más, sirvieron implícitamente, durante cierto tiempo, para definir los problemas y métodos legítimos de una campo de la investigación –espectro filosófico digo yo– para generaciones sucesivas de científicos"6 ciencia que gesta ciencia, gracias a la filosofía; filosofía que se hace ciencia; hombres y pensamiento que se entremezclan en la danza permanente y móvil del conocimiento: "intentar actuar entre/con/por/contra la filosofía exangüe y la ciencia loca: contra la anemia de una y la plétora de otra, contra su clausura mutua y contra las carencias o mutilaciones que de ella resultan, con las virtudes irremplazables de la actividad científica, con la virtud irremplazable de la actividad filosófica, con la voluntad persistente de no sacrificar la objetividad a la especulación, de no sacrificar la reflexión a la operacionalidad".7

Esta complejidad reclama complejidad. Integralidades de sujetos que se ven y se revisan frente a sus propias imágenes y destinos, gentes que se conocen siendo conocidos, epistemes de la ciencia fractalizadas al unísono del mundo en que habitan, validando lo invalida-ble, estabilizando lo mutable, aclarando lo imperceptible, ...haciéndose "meta - pan - epistemológicas".

Parecerían novelas de ficción, guiones de cinematógrafos foráneos cualquier intento en nuestros días de filosofar el conocimiento o la administración –evoco a Wittgenstein–. Si la vida problemática y compleja de cualquier habitante del Planeta es asaltada por preguntas sin respuestas, por necesidades de saber y de entender, de principios y de "arjés", los productos de sus mentes no son ajenos, para nada, a momentos de verdad donde el yo no sólo indaga sino que es respuesta...y con aldaba!

¿Cómo hilar todo esto? ¿Cómo explorar este camino del conocer y conocimiento, de conocer y reconocimiento, de conocer y auto-re-conocimiento?... !bienvenido el método!... ese método que se auto-produjo, que se auto-elaboró, fruto de juegos lógico-analógicos del pensamiento, de simulaciones y algunas farsas, falacias y mentiras encubriendo o sepultando lo real, lo imaginario, ... o lo vital. Diálogos míticos y numinosos –recordando a Mircea Eliade (lo sagrado y lo profano...)–, sacralidades paganas, símbolos y significaciones de hombres y de culturas que no son otra cosa sino explicación del mismo enigma, del mismo absurdo, del mismo sueño.

 

Propiedad

Una de las herencias insanas del proceso de aculturación8 que vivieron en nuestro suelo nuestros antepasados ha sido la concepción occidentalizante de propiedad privada. Las condiciones culturales primigenias fueron contaminadas con "verdades supremas" traídas en galeras e incluidas en los cuerpos doctrinales que debieron ser asumidos por los sobrevivientes de la extinción de aquel entonces. No fue extraño señalar que lo que era de todos, que los espacios "santuario" y reliquia de antepasados, pasaran con rapidez frenética y abusiva a manos de los recién llegados, quienes invocaron en el mismo acto de su presencia la posesión de lo que sus ojos contemplaran y sus mentes imaginaran. La tierra, como lo señalaba Heilbroner (1971), que hasta entonces era el precio y recibo final de la conquista, del amor o de la guerra pero nunca mercancía a ser comprada se convierte en una forma más del descabello de la opresión y de la infamia.

Rápidamente los derechos de los invasores se engrandecen con el ejercicio de su "destellante" poder y, en la concepción de la autoridad, la propiedad se integra consubstancialmente a su ejercicio.

!Si soy tu jefe, soy tu dueño! podría ser una buena descripción del fenómeno.

Este hecho inicia un proceso rápido de transformación y contaminación de los elementos característicos de las organizaciones tribales y comunitarias que existían. Con razón se acota en la situación de apreciar la naturaleza de una cultura en su funcionamiento cotidiano que "las características de la cultura observada gradualmente se harán evidentes como se hacen conscientes los modelos de interacción entre los individuos, los lenguajes que emplean, las imágenes y temas de conversación y los variados rituales de la rutina diaria"9 pues en poco tiempo la estructura de los grupos residentes se ve invadida por una serie de cotidianidades que, contradiciendo sus valores, anticipan y predicen su desaparición.

Las nuevas reglas de juego y de vida planteadas, los nuevos valores, creencias y tradiciones así como las estructuras sociales afines permiten establecer nuevas formas organizacionales inicial-mente representadas en las mentes de sus integrantes pero concretizadas en modos relaciónales propios y distintos. Esta creación constante y profunda de realidades compartidas - ¿visiones? -entre los individuos es la que sostendrá, en último término, las organizaciones de y para ellos mismos.

 

Poder

Valor, herramienta, artificio o sustancia, el poder se convierte rápidamente en el "cómo" asegurar y legitimar la novedad de lo aculturado, de lo conquistado, de lo poseído, de lo arrebatado. La sociedad, en el acto de asumir las nuevas condiciones, y al establecer modelos adaptativos que, superando las luchas de un comienzo permitieran al menos asegurar como exiguo principio la supervivencia de sí mismos, de sus clanes, de sus ancestros y de sus ideales comunales, acude a postreros reconocimientos que le permitan al menos defender lo poco que queda, el dominio de sus cuerpos. Rápidamente en aquellas formas organizacionales se vive la crudeza de nuevas hierocracias con nuevas deidades: la detención y el uso del poder. Poder que sacraliza y aparta a su poseedor-vicario, poder que divide lo natural, poder que subyuga lo filial. Consecuentemente vendrán oligarquías y oligopolios, autoritarismos y tiranías, .... que inestabilizan la ecuación de intereses que se intentara plantear como mecanismo de estar cerca de tan preciado tesoro... y entre cuyos resultantes también brillará el orden judicial, expresión viva del poder público: "arbitro a la vez neutro y autoritario, encargado simultáneamente de resolver justamente los litigios y de asegurar autoritariamente el orden público"10. Con relativa obviedad las relaciones intraorganizacionales se modifican permanente y consubstancialmente con la posesión y administración de dicho orden expreso en reglas, manuales, cláusulas, prescripciones y sentencias que convierten rápidamente al antiguo dueño, luego esclavo, ahora siervo, pronto trabajador....de pronto auxiliar, asistente, líder, ...¿quién quita?..., hasta señor doctor.

 

Participación

Una, tal vez la única, forma de reivindicar lo fundamental y lo fundante en la sociedad, en la organización: la dignidad de las personas que la forman, la conforman y la llenan de sentido y singularidad, es asegurar y garantizar su participación. En la evolución de las formas y modelos organizacionales bien podríamos hablar de la holográfica como imagen ideal o mejor aún, de la necesidad y exigencia de un "cambio en el nivel de las convicciones profundas del dirigente mismo con respecto a lo que un ser humano integral es y debe representar para su organización".11

Múltiples esfuerzos en distintas direcciones se encuentran en abundante literatura tratando de apuntalar epistemológica y orgánicamente este deseo. Pero a la mano aparecen con asombrosa transformación, asumiendo mil caras y mil rostros, falacias de participación que abandonan el deber ser del concepto en mención.

Me refiero positivamente a la concepción de la participación desde la triple óptica señalada por Aktouf: "...a) participación real en las decisiones y respeto por ellas como por todo producto del trabajo humano; b) participación en la información dado el poder de la inclusión (o exclusión) que ella puede portar; y, c) participación en los beneficios económicos derivados de la participación como un claro mensaje de viabilidad de un verdadero sentido de pertenencia"12.

Es la superación de los secretos celosamente guardados para asegurar la identidad en la diversidad a partir del acceso irrestricto a la información, a la academia, a la tecnología, a las herramientas de dicha tecnología y a las fuentes del conocimiento mismo, que bien pueda llamarse información compartida o participación en la definición de lo estratégico organizacional.

Es la inclusión de espacios y tiempos reales en las agendas de personas, áreas y dependencias para que la voz, expresión coherente del pensamiento y la cultura, de cada uno de los miembros de la organización pueda, deba y tenga su resonancia e incidencia cercana y directa en aquellas reuniones imitadoras de consenso con decisiones ya tomadas y ejecutadas por unos pocos autómatas del manejo directivo, de dueños extraños en nichos fortalecidos por barreras de mentiras y excusas, apoyadas en ápices desconocidos con meras intenciones de enriquecimiento a costa de esos otros "empleados fieles y leales", esclavos útiles de nuevas formas de dominación y de infamia.

Es la posibilidad de asegurar un lugar digno a cada quien donde lo funcional de la estructura no corroa lo esencial de la persona y su proyecto de realización integral y social. Y, sobre todo, la posibilidad y realidad de equidad, de participación en lo trabajado, en lo producido, en lo conseguido, donde se superen esquemas retributivos tan sutiles que rayan en la esclavitud y el desamparo; participación que asegure satisfacción de toda gama de necesidades humanas a través de verdaderos y diáfanos reconocimientos; participación que abandone la obligación para aventurarse en el "deber ser", en la dedicación, en la socialización,... !en la comunión!

 

Conclusión

Nadie, ninguna sociedad acéfala ni anárquica, ni mucho menos una organización en la que no se pueda aspirar y pretender asegurar como uno de los fines el concepto económico de utilidad y rentabilidad, podrá estar ajeno en su diario existir a la fuerza complejizante de estas cuatro variables fundamentales: Conocimiento, Propiedad, Participación y Poder; pero dichas organizaciones, así como nuestra sociedad, arriesgarán su viabilidad y sostenibilidad, -¿su "administratividad"?- en un marco de legítimo humanismo y dignidad ética y social, si no incluyen, como tarea urgente, revisar sus "estrategias" de participación de esos talentos vinculados a los distintos aparatos de desarrollo y productividad; si no proceden a redefinir la forma de ejercer el poder desde la legitimidad comunitaria, fuente suprema del poder, voz de Dios; si no se permiten re-plantear las formas de pensar, repensar y transmitir o enseñar –fundamentalmente enseñar sin demasiadas certezas ni últimas palabras ni mucho menos listados, viñetas y numeraciones que incluyen "todo" lo que hace y haga falta saber para hacerle frente con éxito a la modernidad hipercompetitiva e hiperconsumista– los qué y los porqués de eso que llamamos administración y que exigen en todos los niveles un eje axiológico de equidad y de respeto como nombre llano de la justicia y del desarrollo organizacional y social.

Atentos, pues, a la realidad que sucede en nosotros y dentro de nosotros, -nuestra responsabilidad- para que, en el pluralismo y flexibilidad ideológica, no caigamos en las tentaciones modernas –igualmente ilegítimas– de "justificar la total impotencia para comprender realmente y actuar con los efectos prometidos, las sempiternas leyes del mercado libre... leyes de la mundialización, de la competitividad global, del déficit cero, etc.13 Se nos ha dado el poder de "abrazar" el mundo con nuestra reflexión comprensiva hecha palabra, signo, lenguaje y conocimiento: llega la hora de invitar a construir-con-otros esa antigua y nueva complejidad del existir, del pensar, del poseer, del delegar, del laborar.

 


NOTAS:

*Artículo elaborado en el marco del curso Teoría de la Organización, dado por el prof. Rodrigo Muñoz en la MBA de Eafit, 2001.

1 GUSDORF, G. De l'historie des Sciences a l'histoei de la pensée. Paris, Payot. 19966. p. 37.

2 MORIN, E. Elmétodo: E1 conocimiento del Conocimiento.p 19.

3 Ibid, p. 25.

4 HEIDEGGER, M. Qué es eso de filosofía.

5 MORIN, E. Op cit, p.29.

6 KHUN, T. La estructura de las revoluciones científicas. Flammarian, 1963. p. 33.

7 MORIN, E. Op cit. p. 30.

8 ACULTURACIÓN: Término con que se designa el conjunto de fenómenos que resulta del contacto directo y continuado entre grupos de personas de distinta cultura y los cambios y modificaciones que se producen en uno u otro grupo o en ambos a la vez. Gran Espasa. Espasa Calpe, Madrid, 1997. p. 18.

9 MORGAN, G., Imágenes de la Organización. Alfa Omega Editores, Bogotá, 1998. p. 109.

10 FOUCAULT, M., Sobre la justicia popular, Grandes obras del pensamiento, Altaya, Madrid, 1994.

11 MUÑOZ, R. Paradigmas organizacionales y gestión humana, p. 8.

12 AKTOUF, O. Administración y pedagogía, Fondo Editorial U. Eafit, 2000, p. 12.

13 AKTOUF, O. La estrategia del Avestruz racional, Universidad del Valle, 2001, p. 328.


 

Bibliografía

AKTOUF O., La administración, entre tradición y renovación, Editorial Univalle, 1998

AKTOUF O., Administración y pedagogía, Fondo editorial U. Eafit, 2000

DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA GRAN ESPASA, Espasa Calpe, Madrid, 1997

FOUCAULT, M., Sobre la justicia popular. Grandes obras del pensamiento, Altaya, Madrid, 1994

GUSDORF, G. De l'historie des Sciences a l'historie de la pensée. Paris. Payot, 1966

KHUN, T. La estructura de las revoluciones científicas. Flammarian, 1983

MORIN, E. El método: el conocimiento del conocimiento. Del Sol Ed., París, 2000

MORGAN, G., Imágenes de la Organización, Alfaomega Editores, Bogotá, 1998

MUÑOZ R., Paradigmas organizacionales y gestión humana. Eafit, 2000