ARTÍCULOS

 

Educación y desarrollo, una aproximación

 

Education and progress a approach

 

Rafael A. Alvarez Jiménez*

 

* Licenciado en Matemáticas, Universidad de Medellín. Ingeniero Electricista, Universidad de Antioquia. Magíster en Educación, Universidad Javeriana-Universidad de Medellín. Profesor de las Facultades de Economía Industrial y Ciencias Administrativas, Universidad de Medellín.

 

"Lo que hay en el mundo basta para satisfacer las necesidades de todos pero no la codicia de algunos"1
M. Gandhi

 

 


RESUMEN

La educación, a la que debe tener acceso gran parte de la población mundial, es una variable de peso para definir el índice de desarrollo humano de un país; sin embargo, es uno de los aspectos donde se marca más el problema de las desigualdades.

El último informe sobre desarrollo humano, de la Organización de las Naciones unidas –ONU–, alerta a la comunidad internacional sobre el alcance que la situación podría traer, si los efectos del fenómeno de la globalización no se manejan con criterios de equidad, racionalidad y sostenibilidad.

PALABRAS CLAVE

educación, desarrollo, equidad, desarrollo humano


ABSTRACT

The education is a weight variable for to define the index of human progress of a country, however, is one of the aspects mat observe more the problem of the inequalities.

The last report about human increase of the United Nations Organization, attentive to the international comunity about the reach of the inequality in the education, if the effects of the globalization phenomenon don't manage on the criterions of equity, racionality and sustainily.

KEY WORDS

Education, progress, equity, human progress


 

 

El problema del desarrollo humano retoma su real importancia, ahora que se ha puesto nuevamente como tema de discusión al inicio del tercer milenio, máxime si se tiene en cuenta el último informe de la Organización de la Naciones Unidas –ONU– al respecto, donde se han reportado cifras significativas que presentan una radiografía del preocupante panorama mundial, sobre todo el que toca al eterno problema de las desigualdades, acentuado aún más por las implicaciones derivadas del fenómeno de mundializacion o globalizacion de las economías.

Tal problema, si no se maneja con criterios de equidad y racionalidad, ahondará más las cifras que reflejan el subdesarrollo, la pobreza, la desigualdad casi a todos los niveles y el aumento en la cifra de 1200 millones de pobres absolutos existentes ahora en el planeta, que viven milagrosamente a razón de menos de un dólar por día.

Al interrogante ¿Es el crecimiento económico una meta significativa? O ¿Es el desarrollo humano el verdadero objetivo? La respuesta se torna difícil, porque existen muchos intereses económicos de por medio. La globalización, como es sabido, ha entrado a modificar de una forma notoria el mapa económico del planeta; algunos países intentan participar en el desarrollo tratando de aprovechar sus ventajas comparativas y competitivas, pero otros en cambio, los más pobres y subdesarrollados, van quedando a la zaga sin identificar su verdadero rumbo.

Si el desarrollo humano plantea estrategias para alcanzar un alto grado de mejoramiento en las condiciones de vida de los componentes de una sociedad y, por consiguiente, si está claro que la gente es el fin, y el bienestar social es el propósito último y exclusivo de él, es posible pensar que el crecimiento económico por sí solo no conduce necesariamente a alcanzar tal meta, como erróneamente algunos economistas ya lo habían planteado; la calidad de vida de la gente puede ser precaria, incluso en medio de la abundancia, esto porque se magnifica el crecimiento económico en detrimento del desarrollo humano.

Desde la época de la Revolución Industrial, a través de las diferentes etapas de transición por las que ha pasado el sistema de producción capitalista, se ha mostrado que ello no necesariamente es así. El desarrollo y el crecimiento económico no son garantes para que la distribución de los ingresos y recursos sea uniforme y equitativa; no en balde, en algunas sociedades capitalistas, la diferencia entre ricos y pobres se hace cada vez mayor y las opciones de un mejor nivel de vida para un gran número de la población son bastante distantes. Precisamente la Cumbre del Milenio que terminó recientemente en la sede de la ONU, ha exteriorizado a la comunidad internacional, gran preocupación a través de su informe y aboga por el emprendimiento de acciones que detengan el aumento de las desigualdades haciendo que la globalizacion sea más humana y racional.

Por eso, en la actualidad, se vuelve sobre la idea de cambiar y reemplazar los conceptos de acumulación de capital y de excedente económico por los de acumulación de saberes y conocimientos procedentes de la misma sociedad que los demanda. Se plantea, que aunque el desarrollo y el crecimiento económico ayudan, lo más importante es el desarrollo humano donde se conjuguen la equidad en la distribución del ingreso, la justicia y la inversión social, la identidad cultural, la autonomía, el aprecio por la protección al medio ambiente, la posibilidad de vivir dignamente con un salario ídem; pero sobre todo, un desarrollo humano que tenga en cuenta a las futuras generaciones, es decir, un desarrollo sostenible, que garantice a las sociedades venideras una opción de vida digna y de desarrollo económico apropiado, producto de un capital humano, porque se ha tenido participación democrática en el aspecto político, social y económico de las comunidades. Mirado así el panorama, el desarrollo humano visto en su conjunto, no es más que la posibilidad de ampliar las opciones de la gente, lograble si se cuenta, al mismo tiempo, con un desarrollo económico y social ajustados a las expectativas de los ciudadanos.

Uno de los aspectos en que hace énfasis el desarrollo humano, es en la educación, considerada como una variable de peso para definir el índice de desarrollo de un país, a la que deben tener acceso todos los miembros de una sociedad. La educación en masa de la población a lo largo de toda la vida, como lo recomienda la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO– en su informe de 1996, asegura que los ingresos puedan distribuirse de una forma más equitativa. Se argumenta que una población educada, jalona el crecimiento económico y, por tanto, puede desempeñar un papel relevante en la construcción de un desarrollo apropiado, que ventile y resuelva de una forma democrática la solución de los problemas económicos, de calidad de vida, de crecimiento de población que es, en general esta última, síntoma de pobreza, pues la gente que hace parte de países con tasa de natalidad relativamente controlada tiene mejores estándares de vida; igualmente, el respeto al multiculturalismo, la igualdad de opciones y la protección al medio ambiente son formas de despejar la vía que lleve a la construcción de un desarrollo humano sostenible, teniendo en cuenta la posibilidad que la gente pueda utilizar sus conocimientos, para la sociedad a la cual pertenece para hacerla más eficiente y productiva.

La educación, aunada a las opciones para poder desempeñarse bien y permitir a cada uno ser responsable de sí mismo y realizar de esta forma un verdadero proyecto de vida personal, es hoy la clave para sustentar un tipo de desarrollo, basado en una concepción reinventada de lo que el hombre representa como ser social y cultural con un fuerte sentido de compromiso y solidaridad. Este desarrollo del que se viene hablando acá, está referido básicamente al desarrollo humano que reivindique al ser social al servicio de la comunidad a la cual pertenece. Si se entiende este desarrollo, tanto en la parte social como económica, deben involucrarse allí a la educación y a la cultura como bienes colectivos a los que todos deben poder acceder. Ciertamente, en este orden de ideas, ellos pueden ser elementos dinamizadores para alcanzar tal desarrollo.

Si la educación y la cultura son condiciones necesarias para alcanzar el desarrollo económico y social y si de ahí se deriva la adquisición de conocimientos como capital que sirva de parámetro para medir el desarrollo de un país, entonces es motivo de preocupación mundial de los Estados, el cómo implementar y diseñar sus sistemas educativos para estar a tono con la, cada vez más, cambiante realidad mundial.

Para alcanzar tan ansiado desarrollo, se hace urgente tratar de cambiar de rumbo para afrontar este reto; los países que aspiren a un desarrollo económico, social y sostenible, con la ayuda y apoyo, sin condicionamientos, de las grandes potencias y países ricos, cuyas poblaciones representan sólo una cuarta parte de la población total del planeta; deben superar sus carencias y debilidades en el nivel de lo que ahora son sus sistemas de impartir educación.

La fortaleza en el aspecto antes mencionado podría lograrse a través de corporaciones regionales, voluntad política de los países para buscar cambios y transformaciones profundas que conduzcan a la búsqueda del fortalecimiento y dignificación del trabajo docente, de la igualdad de oportunidades educativas, de al menos educación básica para todos desplegando una lucha social contra todas las formas de exclusión, para aminorar la marcha de la pobreza, el hambre, el deterioro del medio ambiente, las desigualdades sociales y los conflictos bélicos en muchas partes del mundo.

La educación como ya se ha visto, a más de propender por el desarrollo humano de los individuos de una sociedad, también es facilitadora de la comunicación, de la participación en la vida civil de una democracia, del manejo y administración de la información, de la comunicación con el mundo globalizado, del establecimiento de unas relaciones interculturales que permitan el acercamiento al otro a través de La diferencia; por eso para que la misión de la escuela, sea un factor de crecimiento, de mejoramiento del nivel de tolerancia y comunicación debe ponerse la mirada en la cultura de la comunidad, en sus valores, saberes, organizaciones, relaciones de poder; sobre todo en lo que la gente piensa, para de esta manera, equilibrar las tensiones derivados de la confrontación entre lo local y lo global.

Por eso se requiere un desarrollo humano que privilegie las opciones y las oportunidades de los hombres, en igualdad de condiciones. La brecha de la desigualdad, a veces justificada por patrones culturales, debe cerrarse para hacer del desarrollo humano una posibilidad. Nada de ello sin embargo, será posible si no hay voluntad y compromiso de los Estados, si no hay un esfuerzo para modernizar el funcionamiento de ellos y si hay ausencia de conciencia de que la calidad de vida de las personas es la prioridad.

Desde ya se asiste entonces, a un nuevo orden mundial, donde en el escenario que enmarca la lucha desigual, serán pocos los vencedores y muchos los perdedores del desarrollo. De hecho, el malestar que provoca tal realidad coincide con la conciencia cada vez más notoria de la magnitud de las desigualdades. Así entonces, el desarrollo humano es una meta que cada vez se ve más lejos ante la imposibilidad de crear condiciones de acercamiento a ella por el incumplimiento de los compromisos de ayuda ofrecida por los países más ricos; esto como es apenas lógico, puede traer hacia el futuro grandes peligros y un aumento del desequilibrio que acarrearía imprevisibles consecuencias. Ya el presidente de Francia, Jacques Chirac, quien estuvo presente en la entrega del informe de la ONU, sobre Desarrollo Humano, dado a conocer en días pasados anunciaba la gravedad de la situación, Tenemos que tomar medidas para humanizar inmediatamente la globalización económica/ si no, tendremos graves problemas; hay que asumir responsabilidades en lo que respecta a los efectos de la globalización, que tiene indiscutibles ventajas pero también grandes peligros".2

 


Notas:

1 SHIVA, Vandana. Abrazar la Vida. Mujer, Ecología y Supervivencia. Uruguay: Instituto del Tercer Mundo, 1988, p 28.

2 EL COLOMBIANO. Editorial: Radiografía de la Desigualdad. En: El Colombiano, Medellín. (2, Julio, 2000), p. 5A.


 

Bibliografía

BODNAR, Yolanda. Cultura, interculturalidad y relaciones de poder en la educación colombiana. Santafé de Bogotá: Editorial Colombiana, 1995.

SHIVA, Vandana. Abrazar la vida. Mujer, ecología y supervivencia. Uruguay: Instituto del Tercer Mundo, 1988, p. 23-61.

VARGAS, Rosa M. Enfoque sobre desarrollo humano. Quito: Universidad Católica del Ecuador, 1997. 19 p.

NACIONES UNIDAS. Informe sobre Desarrollo Humano 1996. El crecimiento como un medio para lograr el desarrollo humano. Madrid: Mundi-Prensa Libros. 1996, p. 48-75.

PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO -PNUD. La dimensión política del desarrollo humano. Capítulos I-II-III. P. 13-41.

COMISIÓN INTERNACIONAL SOBRE LA EDUCACIÓN PARA EL SIGLO XXI. Informe a La UNESCO. La educación encierra en tesoro. Madrid: Grupo Santillana de Ediciones, 1966. 318 p.

EL COLOMBIANO. Naciones Unidas reveló el índice de desarrollo humano Mundial: son 1. 200 millones los más pobres del mundo. En: El Colombiano, Medellín. (30, Junio, 2000), p 3A.

EL COLOMBIANO. Editorial: Radiografía de la desigualdad. En: El Colombiano, Medellín. (2, Julio, 2000), p 5A.

EL COLOMBIANO. Editorial: La globalización humanizable. En: El Colombiano, Medellín. (10, Septiembre, 2000), p 5A.