PRESENTACIÓN

 

 

A las portas del nuevo milenio fluyen de manera apresurada la "distribución y asunción" de responsabilidades para todas aquellas personas que en nuestro devenir tenemos a cargo la formación de profesionales, y de manera especial de los economistas. No obstante, aunque inmersos en el escenario internacional tenemos que aprehender nuevamente nuestros conocimientos y de los demás, que adolecen de falencias, pero también posibilitan puntos de referencia, para iniciar procesos de investigación que identifican líneas acordes con los precedentes institucionales.

Convergen entonces situaciones que bien podrían reflejarse a través de los siguientes interrogantes: ¿Quiénes somos los economistas?. ¿Qué hacemos como intérpretes de la realidad económica nacional?. ¿Convalidamos nuestras propuestas a tono de la formalización matemática?. ¿Nuestros análisis contemplan estructuras nacionalistas propias?. ¿Importamos demostraciones de aplicabilidad únicamente de esferas externas? y además ... ¿consideramos acaso, aquella sociedad con concepciones de vida diferente, de la historia que no debe repetirse, de la naturaleza que nos sorprende y desbarajustada en nuestros pronósticos por encima de cualquier ponderación del hombre como eje central?

Arribamos por tanto a la obligatoria necesidad de instaurar y desarrollar procesos de investigación que den cuenta de tan encumbrados interrogantes. La implementación de los niveles de investigación, al interior de la Universidad, justifican en esencia, este proceso, cual es el de crear conocimiento producto de la integración de las teorías y la práctica. Bajo esta óptica, la universidad cobra fundamental importancia en la medida que cumple un rol social particular, que involucra la investigación, cultura, asertividad profesional y entorno social.

Adicionalmente y ante la sentencia categórica de que universidad que no investigue, tiende a desaparecer, crece la desazón, pero invita inexorablemente a la reflexión y conclusión contundente: "Hay que definir líneas de investigación y allanar el camino para tan urgentes propósitos".

Asimilado el trayecto que se espera recorrer, un requerimiento adicional reclama su posición de privilegio y determinación ascendente: "La globalización de la economía". La interconexión de los países en todos los tópicos ilustra de manera singular el concepto de globalización. Deseosos de tal condición, las naciones que experimentan dificultades para asimilar estas nuevas exigencias, incrementan el riesgo de ver desplazados sus mercados y perpetuar condiciones de atraso.. Ante escenarios tan desafortunados, es imperante establecer correctivos que posibiliten acercamientos al entorno internacional, del cual nuestra economía es un pequeño eslabón. Para llevarlo a cabo, debemos conocer el lenguaje de aquellos grandes "puntos" donde tienen lugar los abismales desarrollos económicos que sirven como referente.

Teniendo en cuenta los antecedentes señalados, cobra vigencia y actualidad la formación de un economista integral sensible y de respuestas claras. Deberá responder por tanto a que bienes y servicios producir; como producirlos y para quien producirlos. Raymon Barre, describe en su definición estos deberes afirmando: " La economía es la ciencia que tiene por objeto la administración de los recursos escasos de que disponen las sociedades humanas; estudia las formas como se comporta el hombre ante la difícil situación del mundo exterior ocasionado por la tensión existente entre las necesidades ilimitadas y los medios limitados con que cuentan los agentes de la actividad económica. " Tal relación conceptual exige un cambio de orientación y direccionamiento del proceso de formación del economista, puesto que la caótica y desesperada situación que enfrenta nuestro país, requieren una participación y un compromiso más decidido de todos los que alcanzaron privilegios de profesionalización que " los autoriza " para convertir a nuestra profesión en una posibilidad cultural, investigativa y científica para todos los colombianos.

Desembocamos por tanto al planteamiento de una situación de tipo ético. Dicho carácter es imperioso enfocarlo inicialmente desde la óptica de la responsabilidad que enfrentamos y nos corresponde en la formación de profesionales de la economía inscritos en un estado, que " sostiene " diferencias estructurales con los actores más determinantes de la realidad nacional.

Jairo Pérez Arroyave