PRESENTACIÓN

 

 

La multiplicidad de escenas que presenta nuestro territorio patrio, hacen "obligatoria" la conceptualización de quienes interpretan, analizan y promulgan posibilidades que faciliten el establecimiento de un entorno más agradable y participativo para aquéllos que observan con marcado escepticismo el rumbo económico del país.

La no "complacencia" de las condiciones actuales contempla y obedece a situaciones diferenciadoras, que tienen su génesis muy iniciada la década de los años noventa. En ella se suscitaron cambios fundamentales y se implementaron políticas sin dimensionar el impacto que sobre las variables económicas empezaba a acumularse. La manifestación de la crisis ya exterioriza sus secuelas, reflejadas en una profunda recesión que amenaza a todos los sectores productivos, soporte fundamental del equilibrio macroeconómico.

Como medida para contrarrestar el efecto especulativo, además de conceder márgenes de credibilidad y estabilidad a la economía, el gobierno modificó el sistema de la banda cambiaría para adoptar un tipo de cambio flexible. Se modificó además la unidad sobre la cual reposaba el cálculo para préstamos de vivienda; terminó con la "hegemonía" de la unidad de poder adquisitivo constante (UPAC) e implemento la Unidad de Valor Real (U.V.R.). ¿Empieza la discusión igual o diferente? Su análisis crítico y minucioso nos dará elementos suficientes para definir las bondades o confirmar que sólo es cambio de nombre el nuevo sistema de financiamiento de vivienda en el país.

También, se han vislumbrado posibilidades de privatización de algunas empresas estatales, argumentando como aspecto fundamental, la no eficiencia del sector público, el cual en concepto de connotados analistas se encuentra sobredimensionado.

Bajo las precedentes perspectivas, sería catastrófico no considerar el entorno mundial como factor dinamizador de nuestras estructuras productivas, en tanto que demarca la ruta o el camino que tenemos que allanar, sendero que nos mostrará las exigencias y requerimientos de la economía del nuevo siglo que se insinúa devastador con quienes no hubiesen realizado las adecuaciones pertinentes de su condición tecnológica y talento humano.

Ese contexto internacional exige interiorizar en el estado real de nuestras condiciones industriales. Asimilado éste, el gobierno nacional deberá implementar una adecuada política industrial, fundamentada en la teoría microeconómica, que procure una rígida caracterización de todos nuestros sectores.

Solamente podremos dar respuestas con algún grado de satisfacción, avanzando con firmeza por los caminos de la investigación. Ella reclama análisis, definiciones y compromiso para reconocer las líneas de investigación que se encuentran en la carta de navegación que direccionan nuestro quehacer científico.

Reconociendo como pilares fundamentales a la ciencia y la tecnología en el desarrollo de cualquier sociedad, esperamos contribuir en la generación de espacios de discusión, de propuestas enriquecedoras, de controversia constructiva y de un esperanzador y saludable optimismo en la recuperación a mediano plazo de la economía colombiana.

Jairo Pérez Arroyave