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INCIDENCIA DE LA ECONOMÍA INFORMAL EL FENÓMENO DE LA MARGINALIDAD
Sol Viviana Medina Peláez*
*Estudiante tercer semestre Economía Industrial
Para poder pertenecer a un estrato socialmente aceptado, se requiere de unos ingresos que permitan cubrir necesidades básicas en cuanto a alimentación, vivienda, vestido, salud, educación. A estos ingresos, se debería poder acceder a través de un empleo razonablemente remunerado y que esté acorde con fenómenos como inflación, niveles en tasas de interés, acceso a créditos, etc.
La imposibilidad de cubrir estas expectativas, termina hundiendo a familias enteras en la marginalidad, es decir, personas cuyos niveles de ingreso los sitúan por debajo de la línea de pobreza.
El fenómeno de los desplazados por la violencia, incida de manera directa en el aumento de la tasa de desempleo. Esto conlleva a la proliferación de venteros ambulantes desbordando la llamada Economía Informal.
Aunque ésta se consideró como un fenómeno exclusivo del subdesarrollo, más pareciera relacionarse con el incremento de la población y la competencia por los recursos. En nuestra sociedad, ha sido tal su auge, que se considera un freno al crecimiento y podría Incluso poner a tambalear la economía tradicional.
"Hay personas que no nos ven con buenos ojos. Cuando pasamos por los carros mostrándoles la escobilla para limpiarles los parabrisas u ofrecerles algo para que nos compren, cierran el vidrio muchas veces con temor". Los ladrones no limpian vidrios", manifiesta un vendedor de agua y limpiador de parabrisas situado en uno de los semáforos de la ciudad. ¡No somos ladrones!".
El trabajo de un ventero ambulante, generalmente no tiene horario definido. Su alimentación probablemente se reduzca a gaseosa y pan, sin embargo aguantan largas jornadas a la intemperie, exponiéndose a quebrantos de salud, sin tener acceso a ningún tipo de seguRIdad social.
Es de suponerse, que los ingresos percibidos por los venteros ambulantes, no alcanzan a satisfacer las necesidades básicas de sus familias y probablemente pertenezcan al grupo de colombianos que viven en la marginalidad.
De cualquier forma, el gobierno a través del DANE los incluye dentro de los porcentajes de colombianos con empleo, pues el hecho de pertenecer a los denominados subempleados o trabajadores informales no quiere decir, para esa institución, que no estén laborando.
En la actualidad es usual encontrar en titulares de prensa el término "Rebusque", refiriéndose al fenómeno de vendedores ambulantes y personas que trabajan por horas en los más diversos oficios.
En la calle, dependiendo de la época del año es posible encontrar diversos tipo de mercancía que cambie cíclicamente como si se tratase de las bambalinas y tramoyas de un teatro. Así, hay mercado para el día de las madres, de los padres, de los novios, los maestros, para el día de los muertos, para el mes de diciembre, etcétera. Su flexibilidad, accesibilidad, variedad y bajo costo son la estrategia y el aval de mercadeo.
"Las ventas callejeras representan a la vez el lado claro y oscuro de la realidad social de países agobiados por el desempleo".
Al crecer los índices de desempleo y desplazamientos rural-urbano es lógico que las personas sin trabajo salgan a asegurar, su propia subsistencia. El crecimiento desenfrenado del comercio informal de bebidas, alimentos y hasta licores, trae consigo problemas que inciden más que en el orden de lo legal. La violación de las normas y la invasión de los espacios públicos son las aparentes urgencias que atender.
En algunas ciudades de Europa, se han buscado soluciones a partir del apoyo al comercio informal de grandes tiendas, permitiendo que en sus aceras se instalen vendedores ambulantes, dando preferencia a personas de la tercera edad o lisiados. Desde, luego esto se hace sobre una base de respeto a las normas de aseo y defensa del espacio público.
¿Pero es éste nuestro caso? El presidente de la Federación de Establecimientos Abiertos al Público (FENACAR). Luis Hernando Hernández Ospina; manifiesta que las autoridades deben poner punto final a tanta proliferación de carritos ambulantes de gaseosas y alimentos, ya que desde hace algún un tiempo aparecen en forma indiscriminada invadiendo las calles, semáforos, esquinas y demás sectores de la ciudad, al lado de establecimientos que cumplen con todos los requisitos exigidos por la ley, y que están registrados ante las Cámaras de Comercio. A su vez afirma, que las autoridades deberían darles más opción y reubicar a estas personas en un lugar adecuado''.
Pero en nuestro caso no hay tal salomónica restauración del orden. ¿Por qué?
El comercio informal ha encontrado firmes patrocinadores. Para ilustrar ei caso, podemos darnos cuenta la proliferación de puestos ambulantes de gaseosas, refrigerios y comidas rápidas que portan emblemas de reconocidas marcas. Éstos constituyen una clara muestra del deterioro de la calidad de trabajo, pues los venteros no poseen la más mínima protección por parte de las autoridades o las empresas que tos proveen de mercancías. De otro lado, tos fabricantes de gaseosas defienden sin tregua la expansión de sus negocios llamados canales emergentes. En pocas palabras, según los empresarios, ésta es la vía más fácil para calmar las demandas de los "enloquecidos consumidores"
Estas empresas, algunas de las cuáles son multinacionales, si bien no son los creadores del comercio ambulante, sí lo son de las "Ventas y el consumo al paso" que se ha instaurado en nuestra ciudad. Los fabricantes arguyen que la estrategia de ventas callejeras no constituyen una competencia desleal contra los comerciantes: que su plan se inició con el único objetivo que cada cien metros cualquiera de sus productos estuviera disponible. Su programa, según ellos, ha rendido resultados positivos, y lo más importante es que ha generado empleo. En el mercado actualmente por cada uno de los carritos distribuidores de gaseosas se generan dos puestos de trabajo.
Los patrocinadores, aunque mejor sería apadrinadores, además de contribuir al deterioro de calidad de trabajo, constituyen una competencia desleal para el comercio organizado que se dedica a la explotación de los propios productos de las grandes empresas. La disponibilidad de cualquiera de los productos de COCA-COLA y POSTOBON en zonas de alto tráfico de la ciudad sin que se obligue el desplazamiento para conseguir el refrigerio y a un costo mucho más bajo, ya que se ofrece al precio de fábrica, es realmente una competencia directa con los comerciantes que deben pagar por el importe, refrigeración, por el mantenimiento de sus empleados y su propio local.
Este tipo de circunstancia induce al incremento del desempleo y por ende a la economía informal.
Asi. los beneficiarios de este "rio revuelto" son los fabricantes. Incrementan sus ventas a la vez que disminuyen los costos de distribución y no se ven obligados a amparar a sus bienes ya que son "trabajadores y vendedores independientes". Vemos pues, en este esquema que la pobreza está ligada muy estrechamente al desarrollo económico"
DE LO LEGAL A LO ILÍCITO
Si bien las empresas que fomentan el abuso del esquema de la informalidad, aún alcanzan visos de cómplice legalidad, al variar el proveedor las condiciones del marcado informal cambian de un extremo a otro. Pero las opciones de mercadeo no se reducen a gaseosas y refrigerios en las esquinas. Los refrigerios, los periódicos, las comidas rápidas son la opción "decente". Pero el proveedor puede ser cualquiera, y entre menor sea el costo de adquisición mayor será el usufructo para al comerciante informal.
De ahí el surgimiento de nuevos proveedores independientes. Estos ofrecen toda suerte de imitaciones y/o falsificaciones tan similares a las genuinas que nada tienen que envidiarles en su fachada. Este negocio resulta más seguro y rentable que el mismo contrabando, pues reduce costos más allá de los impuestos que marcaban la diferencia con las mercancías falsamente importadas. Esta situación, aunque de vieja data y originada en el "pirateo de libros", ha llegado a la parte culminante del perfeccionamiento. Ahora incluso ha recibido otras denominaciones, la más corriente es el "plaqueteo", así mercancías que por su mala calidad y dudosa procedencia, son resucitadas y vendidas como si fuesen nuevas y genuinas. Lo peor es que este mercado ilícito se ha despojado de su "estigma" alcanzando los comercios inclusos legales y compitiendo por costos
UN PROBLEMA DE NO ACABAR
Este tipo de economías informales o sumergidas no son realmente un problema tan serio visto de tajo. Es el resultado de un problema creado desde mucho tiempo atrás, habido en el deseo de una vida más cómoda. Es probable que ésta afirmación deba ser excluida en el caso de algunas industrias tan fructíferas como el secuestro y el narcotráfico, cuya fuerza puede estar habida en un completo despojo de la moral y el afán de un vertiginoso surgimiento. Retomando el caso anterior, cada vez es más notable el empobrecimiento. La limitación del poder adquisitivo de los salarios, el deterioro de muchas industrias, la imposibilidad de acceso de créditos, los empleos mal remunerados, entre otros, hacen que el rebusque se tome en una alternativa bidireccional, pues se trata de hacer rendir provecho máximo a un recurso que es limitado.
Algunos afirman que hay una manera de eliminar la economía sumergida: abaratar los costos hasta hacerlos competitivos con los alternativos, de tal forma que todos puedan tener acceso a un mercadeo de opciones. Si recapitulamos parte de lo anterior, la estrategia de la economía alternativa para abaratar costos está viciada dejando muchos quebrantos y dudosos procederes en el camino. Y aún si esto fuese factible ¿cómo combatir la maleabilidad que le permite llegar a todos los vericuetos de la economía?, ¿cómo agotar su poder de seducción cuando en una sociedad hay un sistema legal que sólo le es útil a unos pocos?