Juan José Molina y su Antioquia literaria (1878)
Contenido principal del artículo
Resumen
La narrativa que nos convoca a un reencuentro con el pasado sirve de testamento y testimonio de lo que la vida es en tanto sucesión de momentos que hacen del ahora un antes de profunda implicación con el espacio que habitamos. El tiempo se entraña en el espacio alterando su textura, otorgándole contenido a sus líneas y giros; el tiempo esculpe el espacio cual obra en construcción de una historia. Pero este tiempo, estéticamente tatuado sobre la piel del espacio, pertenece al dominio de la memoria; es el tiempo de los recuerdos que superan la superficialidad de la juventud, su dramático estado de confusión e incertidumbre; es el tiempo que descifra los artificios del laberinto; es el hilo que se pliega a todas las formas que distancian de la profundidad para poder descubrir su tesoro sin perecer en la oscuridad que lo protege; es el tiempo que no perece ante la provocación del dilema; es el tiempo del pensamiento en melodía, del canto remoto, de la voz que no se silencia, aunque sean rudos y continuos los ataques del olvido.