Historia política del alambre de púas - Oliver Razac
Contenido principal del artículo
Resumen
En la Mujer del retrato (1944), Fritz Lang imagina la 'doble vida' sulfurosa del profesor Wanley: una tarde, este respetable docente en Criminología se queda dormido en un sillón del club del que es miembro, y al que viene a beber un güisqui en compañía de sus dos amigos íntimos, un médico y un procurador. Comienza entonces un largo sueño poblado de las fantasmagorías más inesperadas, al hilo de las cuales este notable –perfecta encarnación de la más serena de las normalidades– se inventa una vida de aventurero y de criminal; al salir de su club se encuentra con una joven cuyo retrato, en una vitrina cercana, le ha fascinado. Invitado a tomar un trago en casa de ella, él es violentamente atacado por un desconocido al que apuñala, en estado de legítima defensa… Tenemos pues al criminólogo, que se ha vuelto asesino, tratando desesperadamente de salvar su reputación deshaciéndose en la noche del cuerpo, en un bosque vecino; su vehículo estacionado apresuradamente a lo largo de un camino, carga el cadáver a sus espaldas y se aleja por el matorral; cuando va penosamente a desembarazarse de él lanzándolo en un soto, desgarra la manga de su vestido y se corta el antebrazo con el alambre de púas de una cerca que la oscuridad le ha disimulado; la marca del crimen está ahí, las molestias pueden comenzar, implacablemente encadenadas a la violencia reprimida del deseo…